O
“bring dir”, que en alemán significa “te lo ofrezco”. De aquí parece venir el
término brindis.
Brindis.
Pienso que lo mejor que podemos hacer en este día de mudanza de año es brindar.
Brindar por todos.
Yo
brindo. O sea, alzo mi copa, y la ofrezco antes de beberla. Ofrecernos. Qué
gesto más sencillo y más bello. Ofrecer a los demás antes de disfrutar un vino
o un rato bueno, que los malos ya vienen solos y pedimos ayuda casi
automáticamente si vienen dificultades. Brindar es compartir con los demás los
buenos ratos. Ofrecer a los demás nuestro ratico bueno. Nuestra alegría. El brindis
y todo lo que significa quizá sea el mejor antídoto para la epidemia de egoísmo
que está en el origen de tantas cosas que quisiéramos que no hubieran pasado en
los años a los que hemos ido dando carpetazo.
Brindo.
De modo especial, por los que nacerán en 2013 y por los que se casarán en 2013.
Y en general, por un 2013 que traiga 365 amaneceres. Y brindo por todos, y me
brindo – ofrezco - a todos, para que sepamos convertir cada amanecer en una
gran oportunidad de ser felices y de hacer felices a los demás.
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